03 septiembre 2008

Crítica y escena de "Marchando"

El estreno de un director siempre es duro. Debe demostrar su valía en el manejo de la cámara sin despistar, pero buscando el sello propio, y desarrollar una historia original pero comprensible para el espectador medio. Y si encima es autor del guión, razón de más para buscar la perfección cinematográfica. Pero entonces, ¿por qué nos llega un producto tan tratado, manido y repetitivo como este “deja-vú” de comedia adolescente americana? Disfruté con la saga American Pie, Scary Movie y hasta con Eurotrip, aunque todas sean muy irregulares y sencillas. Pero el realizador reúne todos los personajes tópicos adolescentes en una coctelera, los amarga con unos cuantos chistes caca-culo-pedo-pis, inserta una banda sonora post-punk (o punk-pop, como quieran llamarla) que tanto se lleva y unas chicas despampanantes (no falla ni una), remueve sin ton ni son y...¡zas! producto veraniego para jóvenes de encefalograma plano.

No es que sea mala con ganas como la reciente Date movie, porque tiene cierta originalidad el hecho de que se desarrolle toda la acción en un restaurante, en tan sólo un día y que el filme comience y acabe de modo festivo (esas típicas casas americanas donde se juntan dios y la madre, se emborrachan, fuman cigarros aliñados y desfasan tirándose por la ventana, rompiendo todo... vamos, la alegría de cualquier padre), pero todo es muy lineal, con unos gags repetitivos, y siempre más escatológicos que Leo Bassi (sí, ese que cogía un excremento y lo tiraba a un ventilador para salpicar al público de Crónicas Marcianas).

Lo mejor, la borde desconocida Alanna Ubach, el gran secundario Luis Guzmán (un latino experto en intercalar films de culto como Punch-Drunk Love, Traffic o Atrapado por su pasado, con bazofias que le dan de comer, véase Pluto Nash, o la secuela de Dos tontos muy tontos), la escena del protagonista cenando con su madre y un amigo o las tres diferentes formas de enseñar los genitales. El lavaplatos también tiene su acierto, aunque sea una copia del chef de South Park, al igual que los dos supuestos macarras, clavados a Jay & Bob el Silencioso, pero sin apenas gracia.

Para finalizar les dejo con un curioso juego que proponen en la película. Pese a ser de los mejores gags de la producción, se hacen a la idea de lo que les espera si se atreven a verla.

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