16 mayo 2008

El discurso de Chaplin en "El gran dictador"

El inglés Charles Spencer Chaplin Jr., conocido en castellano, italiano y francés como Charlot y en inglés como The Tramp, además de convertirse en un icono del cine universal, especialmente en su etapa muda, era un gran activista de la rama política más izquierdista.

Por ello, cuando decidió dar el (tardío) paso definitivo al cine sonoro, lo hizo declamando un mensaje directo contra el fascismo que se estaba viviendo en esos años. Cuando dio comienzo el rodaje de El gran dictador (1942), la Segunda Guerra Mundial había comenzado tan sólo una semana antes.

Posteriormente, Chaplin declaró que de haber sabido las salvajadas que se cometieron en los campos de concentración nazis, no hubiera rodado una película que acabó de filmar antes de la finalización de la guerra.

Aunque no creo que El gran dictador llegue al estratosférico nivel de sus grandes obras maestras, como Tiempos Modernos (1936), El chico (1921) o La quimera del oro (1925), es un gran ejemplo de que el cine social y político se puede fundir a la perfección con el humor slapstick.

Les pongo el discurso final que da el barbero protagonista, que aprovecha la tesitura de ser confundido con Hitler para declamar a todo el país unas sabias palabras que abogan por la paz en Europa, la felicidad y la unión de todas las razas y culturas para que juntos constuyamos un mundo mejor. A pesar de haber pasado 66 años desde la pronunciación del discurso, el mensaje continúa intemporal y es aplicable perfectamente a la época actual y seguro que a las venideras.

1 comentario:

Möbius el Crononauta dijo...

Clásico absoluto, momento inolvidable.