10 febrero 2010

Una vieja capulla -siempre están en los autobuses a estas horas- está pedorreteando al conductor, disparándole una salva de preguntas irrelevantes acerca de los números de los autobuses, las rutas y los horarios. Súbete de una puta vez o bájate y muérete ya, copón, cabrona vieja y rancia. Casi me asfixio de rabia silenciosa por su egoísta mezquindad y la lamentable indulgencia que muestra el conductor hacia la muy cabrona. La gente habla de los jóvenes y el vandalismo, ¿y qué hay del vandalismo psíquico causado por estos viejos hijoputas? Cuando por fín se sube, la vieja cabrona tiene el morro de tener un careto como el culo de un gato.

Rents en Trainspotting (Irvine Welsh, 1993).

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